Teniendo claro que existen dos clases de ozono, uno consistentemente más benéfico que el otro, entremos a analizar el primero, el ozono atmosférico. Recordemos que el ozono está continuamente formándose y destruyéndose en la estratosfera, lo que genera las denominadas series de Chapman.

Estas se refieren a aquellos procesos que permiten que los niveles de ozono atmosférico se mantengan en el punto perfecto para que prolifere la vida sobre la tierra.

 

Los aerosoles no actúan directamente destruyendo el ozono, pero sí aumentan la capacidad destructiva de los átomos de Cloro.